El siguiente trabajo corresponde a la cátedra Práctica I del Profesorado de Lengua y Literatura perteneciente a CEDSa. Esta entrada fue realizada por la alumna Carla Pilla y el alumno David Capilla de la Unidad de Gestión Puiggari, Entre Ríos, con la intención de responder al foro La escuela secundaria.
Escuela secundaria y exclusión
Norma inició sus estudios secundarios en 1982 en una escuela técnica de doble jornada. Cursó allí solo el primer año ya que por diversos motivos no pudo aprobar todas las materias anuales y para no perder el año se cambió a otra institución bajo la modalidad de bachiller comercial.
Su experiencia allí tampoco llegó a ser satisfactoria y dejó la secundaria para retomarla recién en una institución de formación para adultos, obteniendo su título en el año 2000 con altas notas y el reconocimiento de docentes y estudiantes.
Sus fracasos académicos y la posterior deserción se debieron, según la entrevistada, a un contexto de pobreza y al poco acompañamiento familiar primero y a su propia maternidad en segunda instancia.
Norma da a entender que su hogar de origen no pudo reconocer el valor de la educación secundaria, pero sus expectativas respecto a la formación de sus hijos fue diferente. Ella distingue a la escuela como un lugar de aprendizaje, sociabilización y de alguna manera el espacio necesario para al ascenso social.
Gustavo inició la secundaria en una escuela industrial y a pesar de su buen desempeño no pudo culminar el segundo año porque debía colaborar con la economía de su hogar e ingresar al mercado laboral. “Eran tiempos difíciles y tenía que trabajar”, cuenta.
Recuerda haber tenido una buena relación son sus docentes y pocos vínculos con sus compañeros. Intentó, en reiteradas oportunidades, ya en su vida adulta, terminar la educación secundaria, pero cada vez debió abandonar por cuestiones laborales.
En cuanto a su mirada sobre la relevancia de la educación en sus hijos asegura que esta "es muy importante" por lo que brindó todo lo posible para que estos puedan finalizar con la educación obligatoria.
Actualmente, Norma es actriz y docente de teatro en instituciones de educación primaria y secundaria. Por su parte, Gustavo tiene una empresa dedicada a la instalación de redes de gas y además se desempeña como capacitador en el instituto de formación profesional de UPCN en gas.
En este sentido, el material de cátedra explica que en los últimos treinta años con la profundización del capitalismo se institucionalizó la exclusión y los sectores más postergados fueron expulsados de la escuela. A lo mejor esa línea temporal que nos remonta a tres décadas atrás no es tan marcada y posiblemente sobre los ciudadanos más pobres esa exclusión haya llegado mucho antes, aunque lo más apropiado sería decir que existió desde siempre.
Como decíamos anteriormente, la mirada de la escuela al pensarla en torno a sus hijos, que hoy tienen alrededor de 30 años, es altamente positiva; sin embargo, esto ya no es compartido por los jóvenes que hoy ingresan al sistema educativo y como afirman Tedesco y López en el material de la cátedra, “los cambios en el contexto socioeconómico provocan también modificaciones importantes en el significado del acceso a la escuela".
"Por un lado, el acceso a la escuela secundaria ya no está acompañado por expectativas de movilidad social. Para muchos jóvenes, este acceso solo significa postergación de la incertidumbre que emana de un mercado de trabajo cambiante, restrictivo y segmentado. Por el otro, los nuevos sectores que ingresan por primera vez a este nivel tienen condiciones de educabilidad muy deterioradas, que explican los altos índices de fracaso que se registran en estos grupos”, expresan.
La obligatoriedad de los padres a mandar los hijos e hijas y a completar la educación secundaria ha aumentado el ingreso de los más pobres a la escuela, pero el fracaso escolar y el desánimo respecto del futuro constituyen la mayor causa de deserción en las instituciones públicas. Coincidimos en este sentido en que no es lo mismo ser pobre en el siglo XX que en el XXI, “los procesos de pauperización y exclusión marcan y demarcan, en la actualidad, otros territorios”, expone el texto del Módulo IV.
La pobreza se representa en el modo de organización social que está determinada por un cúmulo de decisiones políticas entre ellas las educativas, pero además está sostenida por otras condiciones trascendentales como la raza, el género o el espacio geográfico, entre otras. Pensarla desde allí nos permitirá revisar aquellas condiciones que se perpetúan en el tiempo dentro del sistema educativo y las representaciones que se construyen en la sociedad y que tienen relevancia de las instituciones de las prácticas pedagógicas.
Escuela secundaria y exclusión
Norma inició sus estudios secundarios en 1982 en una escuela técnica de doble jornada. Cursó allí solo el primer año ya que por diversos motivos no pudo aprobar todas las materias anuales y para no perder el año se cambió a otra institución bajo la modalidad de bachiller comercial.
Su experiencia allí tampoco llegó a ser satisfactoria y dejó la secundaria para retomarla recién en una institución de formación para adultos, obteniendo su título en el año 2000 con altas notas y el reconocimiento de docentes y estudiantes.
Gustavo. Segundo entrevistado |
Norma da a entender que su hogar de origen no pudo reconocer el valor de la educación secundaria, pero sus expectativas respecto a la formación de sus hijos fue diferente. Ella distingue a la escuela como un lugar de aprendizaje, sociabilización y de alguna manera el espacio necesario para al ascenso social.
Gustavo inició la secundaria en una escuela industrial y a pesar de su buen desempeño no pudo culminar el segundo año porque debía colaborar con la economía de su hogar e ingresar al mercado laboral. “Eran tiempos difíciles y tenía que trabajar”, cuenta.
Recuerda haber tenido una buena relación son sus docentes y pocos vínculos con sus compañeros. Intentó, en reiteradas oportunidades, ya en su vida adulta, terminar la educación secundaria, pero cada vez debió abandonar por cuestiones laborales.
En cuanto a su mirada sobre la relevancia de la educación en sus hijos asegura que esta "es muy importante" por lo que brindó todo lo posible para que estos puedan finalizar con la educación obligatoria.
Actualmente, Norma es actriz y docente de teatro en instituciones de educación primaria y secundaria. Por su parte, Gustavo tiene una empresa dedicada a la instalación de redes de gas y además se desempeña como capacitador en el instituto de formación profesional de UPCN en gas.
En este sentido, el material de cátedra explica que en los últimos treinta años con la profundización del capitalismo se institucionalizó la exclusión y los sectores más postergados fueron expulsados de la escuela. A lo mejor esa línea temporal que nos remonta a tres décadas atrás no es tan marcada y posiblemente sobre los ciudadanos más pobres esa exclusión haya llegado mucho antes, aunque lo más apropiado sería decir que existió desde siempre.
Como decíamos anteriormente, la mirada de la escuela al pensarla en torno a sus hijos, que hoy tienen alrededor de 30 años, es altamente positiva; sin embargo, esto ya no es compartido por los jóvenes que hoy ingresan al sistema educativo y como afirman Tedesco y López en el material de la cátedra, “los cambios en el contexto socioeconómico provocan también modificaciones importantes en el significado del acceso a la escuela".
"Por un lado, el acceso a la escuela secundaria ya no está acompañado por expectativas de movilidad social. Para muchos jóvenes, este acceso solo significa postergación de la incertidumbre que emana de un mercado de trabajo cambiante, restrictivo y segmentado. Por el otro, los nuevos sectores que ingresan por primera vez a este nivel tienen condiciones de educabilidad muy deterioradas, que explican los altos índices de fracaso que se registran en estos grupos”, expresan.
La obligatoriedad de los padres a mandar los hijos e hijas y a completar la educación secundaria ha aumentado el ingreso de los más pobres a la escuela, pero el fracaso escolar y el desánimo respecto del futuro constituyen la mayor causa de deserción en las instituciones públicas. Coincidimos en este sentido en que no es lo mismo ser pobre en el siglo XX que en el XXI, “los procesos de pauperización y exclusión marcan y demarcan, en la actualidad, otros territorios”, expone el texto del Módulo IV.
La pobreza se representa en el modo de organización social que está determinada por un cúmulo de decisiones políticas entre ellas las educativas, pero además está sostenida por otras condiciones trascendentales como la raza, el género o el espacio geográfico, entre otras. Pensarla desde allí nos permitirá revisar aquellas condiciones que se perpetúan en el tiempo dentro del sistema educativo y las representaciones que se construyen en la sociedad y que tienen relevancia de las instituciones de las prácticas pedagógicas.
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