Huérfanos de la llanura, víctimas del liberalismo es un texto que completa algunos aspectos básicos ya nombrados o trabajados sobre el tema en cuestión, la figura del gaucho.
Se llamaba gaucho a los habitantes de las extensas llanuras, aquellas que supo describir Sarmiento en Facundo. Desde el siglo XVII se trasladaban libremente por los extensos escenarios, dedicados a la caza del abundante ganado cimarrón. Se les llamo así a los criollos o mestizos de sangre española e india, y según la etimología más consultada, se remite a la utilización del vocablo quichua: huachu, que significa: húerfano; aunque los colonizadores españoles ampliaron su significado a “vagabundo”.
Para el siglo XIX el panorama fue complicado, lo padecieron en carne propia y de la libertad que gozaban se despidieron, ya que muchos gauchos participaron de las luchas por la independencia o sirvieron en las filas de distintos caudillos federales. Además, otros fueron forzados a ir a la frontera a luchar contra el indígena o entraron a trabajar como peones en saladeros en las primeras haciendas.
Finalmente, hacia 1880, el gaucho dejó de ser un hombre libre y su naturaleza fue doblegada por el afianzamiento de una política y economía liberales que lo vieron como elementos de atraso, opuesto a la civilización. Así, con una historia atravesada por el mate, la guitarra, los versos, el pocho, el caballo y el cuchillo, sus características de hombre independiente, rudo, leal, sencillo, sabio, se volvieron valores arquetípicos del ser argentino.
Rasgos de una cultura
Hacia fines del siglo XVIII, existía una poesía anónima y popular que alimentado por temas y por formas españolas como el romancero, los villancicos, los poemas épicos, tenía como protagonista al gaucho y como escenario exclusivo, la llanura rio platense. Esta poesía popular era colectiva, oral, tradicional, anónima que se nutría de la vida, cantos y costumbres del gaucho.
Estaba destinada a un público analfabeto y buscaban emocionar al auditorio al expresar la historia y los sentimientos vividos estos, contemporáneos y reales. De esta manera, a principios del XIX aparecieron números payadores que cultivaron y difundieron las composiciones de verso octosílabo acompañados de su guitarra.
Así, para el primer tercio de siglo XIX, la tradición oral y el arte de los payadores confluyeron hacia su utilización por parte de autores cultos y urbanos. La adopción tanto de personaje del gaucho como de su registro oral por parte de los escritores letrados tuvo dos motivos principales ligados al desarrollo político y cultural de la nación.
Por su parte, la especialista Josefina Ludmer, en relación a la gauchesca, explica que el género se articula a partir de una cadena de usos que abarca tres momentos: 1) la utilización del gaucho para las luchas militares, que establece un nuevo signo, el gaucho patriota; 2) el empleo de la voz del gaucho por parte de la cultura letrada y 3) el uso del género como instrumento para integrar al gaucho en la civilización y ley.
Finalmente, con las bases de una poesía gauchesca establecida firmemente José Hernández (1834-1886) compuso el Martín Fierro. Dicha obra logra ensamblar el discurso ideológico y literario con una perfección que aúna las dos vertientes anteriores, de esta manera se confecciona un texto que trasciende todos los tiempos y emociones, y se establece como el poema épico argentino.
Se llamaba gaucho a los habitantes de las extensas llanuras, aquellas que supo describir Sarmiento en Facundo. Desde el siglo XVII se trasladaban libremente por los extensos escenarios, dedicados a la caza del abundante ganado cimarrón. Se les llamo así a los criollos o mestizos de sangre española e india, y según la etimología más consultada, se remite a la utilización del vocablo quichua: huachu, que significa: húerfano; aunque los colonizadores españoles ampliaron su significado a “vagabundo”.
Para el siglo XIX el panorama fue complicado, lo padecieron en carne propia y de la libertad que gozaban se despidieron, ya que muchos gauchos participaron de las luchas por la independencia o sirvieron en las filas de distintos caudillos federales. Además, otros fueron forzados a ir a la frontera a luchar contra el indígena o entraron a trabajar como peones en saladeros en las primeras haciendas.
Finalmente, hacia 1880, el gaucho dejó de ser un hombre libre y su naturaleza fue doblegada por el afianzamiento de una política y economía liberales que lo vieron como elementos de atraso, opuesto a la civilización. Así, con una historia atravesada por el mate, la guitarra, los versos, el pocho, el caballo y el cuchillo, sus características de hombre independiente, rudo, leal, sencillo, sabio, se volvieron valores arquetípicos del ser argentino.
Rasgos de una cultura
Hacia fines del siglo XVIII, existía una poesía anónima y popular que alimentado por temas y por formas españolas como el romancero, los villancicos, los poemas épicos, tenía como protagonista al gaucho y como escenario exclusivo, la llanura rio platense. Esta poesía popular era colectiva, oral, tradicional, anónima que se nutría de la vida, cantos y costumbres del gaucho.
Estaba destinada a un público analfabeto y buscaban emocionar al auditorio al expresar la historia y los sentimientos vividos estos, contemporáneos y reales. De esta manera, a principios del XIX aparecieron números payadores que cultivaron y difundieron las composiciones de verso octosílabo acompañados de su guitarra.
Así, para el primer tercio de siglo XIX, la tradición oral y el arte de los payadores confluyeron hacia su utilización por parte de autores cultos y urbanos. La adopción tanto de personaje del gaucho como de su registro oral por parte de los escritores letrados tuvo dos motivos principales ligados al desarrollo político y cultural de la nación.
Por su parte, la especialista Josefina Ludmer, en relación a la gauchesca, explica que el género se articula a partir de una cadena de usos que abarca tres momentos: 1) la utilización del gaucho para las luchas militares, que establece un nuevo signo, el gaucho patriota; 2) el empleo de la voz del gaucho por parte de la cultura letrada y 3) el uso del género como instrumento para integrar al gaucho en la civilización y ley.
Finalmente, con las bases de una poesía gauchesca establecida firmemente José Hernández (1834-1886) compuso el Martín Fierro. Dicha obra logra ensamblar el discurso ideológico y literario con una perfección que aúna las dos vertientes anteriores, de esta manera se confecciona un texto que trasciende todos los tiempos y emociones, y se establece como el poema épico argentino.
Martín Fierro de José Hernández:
No hay comentarios:
Publicar un comentario