En este caso, el texto -también- de características narrativas plantea una lectura compleja de idas y venidas en el tiempo. Al igual que en el escrito anterior se presentan pocos personajes, así la historia muestra cómo el principal, un moteca, es perseguido por los aztecas.
También podemos hablar de una superestructura tradicional de introducción, desarrollo y desenlace, con un tiempo cronológico que se respeta. En este sentido, es válido aclarar que la complejidad está dada por las idas y vueltas a un posible futuro. Es decir, que el marco en la obra será fundamental.
Para seguir el orden, existe un narrador en tercera persona del singular, exterior, con un punto de vista omnisciente, ya que conoce todo lo que le sucede al indio, incluso su osado viaje a la guardia del hospital muy lejos en el tiempo.
Va: “En la mesa de noche, la botella de agua tenía algo de burbuja, de imagen traslúcida contra la sombra azulada de los ventanales”, y vuelve: “Cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el cuchillo de piedra en la mano”. De esta manera, los elementos espacio y tiempo toman relevancia en el relato.
Específicamente, la obra se enmarca en las guerras de floridas que son anteriores a la Conquista y que consistían en la organización de combates donde los prisioneros capturados eran sacrificados a través de un ritual.
Asimismo, no hay que perder de vista el otro marco que también describe el escritor, este sueño que padece el personaje principal en una época muy similar a la actual donde conviven semáforos, motos, hospitales, guardias, casas y edificios.
También podemos hablar de una superestructura tradicional de introducción, desarrollo y desenlace, con un tiempo cronológico que se respeta. En este sentido, es válido aclarar que la complejidad está dada por las idas y vueltas a un posible futuro. Es decir, que el marco en la obra será fundamental.
Para seguir el orden, existe un narrador en tercera persona del singular, exterior, con un punto de vista omnisciente, ya que conoce todo lo que le sucede al indio, incluso su osado viaje a la guardia del hospital muy lejos en el tiempo.
Va: “En la mesa de noche, la botella de agua tenía algo de burbuja, de imagen traslúcida contra la sombra azulada de los ventanales”, y vuelve: “Cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el cuchillo de piedra en la mano”. De esta manera, los elementos espacio y tiempo toman relevancia en el relato.
Específicamente, la obra se enmarca en las guerras de floridas que son anteriores a la Conquista y que consistían en la organización de combates donde los prisioneros capturados eran sacrificados a través de un ritual.
Asimismo, no hay que perder de vista el otro marco que también describe el escritor, este sueño que padece el personaje principal en una época muy similar a la actual donde conviven semáforos, motos, hospitales, guardias, casas y edificios.
La noche boca arriba de Julio Cortázar:
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