Lo
literario
... en la escuela
Después de que el canon literario delimite qué texto es literatura y qué no,
otro de los filtros por los que deberán pasar las obras son las instituciones
-y en este caso particular las escolares-, donde se ve una clara influencia del
canon regional, aunque en algunas épocas el mercado logra imponerse.
En
este caso y ante la pregunta de quién decide, muchas veces son los actores de
la institución guiados, coordinados o recomendados por asesores o directivos,
también la selección de la obra está influenciada por cuestiones políticas, que
muchas veces genera deferencia de opiniones con las familias. Entonces
se produce una situación que lleva a elegir más o menos lecturas de las mismas
características en las escuelas.
... para la crítica
De las tres, las más compleja. Creemos que es el lugar desde el cual nos paramos para
acercarnos a las obras, es como la escalera que nos ayuda a alcanzar textos.
Acercarse a la crítica es un buen ejercicio antes o después de la lectura de la
obra para ver cuáles fueron o serán nuestras experiencias con ella, dicho
vagamente: “´Ver´ qué dicen los que saben”.
Es interesante y necesario acercarnos a los
escritos de los autores críticos de las obras ya que nos pueden ayudar a
comprender lo que desconocemos o necesitamos reforzar, compararlos con nuestras
categorías aprehendidas es sumamente necesario para crecer y conocer, para
luego poder con argumentos sólidos y criteriosos seleccionar obras para
nuestros estudiantes.
... para el mercado
Otra de las cuestiones interesantes para analizar la selección de las obras
es la que tiene que ver con el mercado y su amplia variedad de artilugios para
imponer o correr del foco textos.
Este
concepto no podemos dejar de relacionarlo con el primero, por ejemplo, hoy en
algunos departamentos todavía se piden manuales escolares para el nivel,
algunos ya vienen con una obra, por supuesto que la estética de esta es indiscutible,
pero cabe preguntarse qué significado tiene hoy o mejor aún, pensado en lo
social, qué se llevará el estudiante de ese texto.
Por
otro lado, digamos que teniendo en cuenta algunas realidades escolares, el
mercado propone y la escuela dispone, a veces al pensar en la obra tenemos en
cuenta en si los alumnos y las alumnas la pueden comprar o fotocopiar -en la actualidad ya no
hay una diferencia económica significativa-, otra de las posibilidades y
realidades es la de seleccionar una de las que están en formato digital y
leerlas a través de un dispositivo móvil o computadora si es verdaderamente
significativo el libro.
“Un pacto para vivir”
El
pacto esta dado entre el lector y la literatura; es decir, se desarrolla una
relación de complicidad entre el autor del texto y lo que se dice en él y el
lector. Así,
este concepto girará indiscutiblemente de términos como verosimilitud y la
ficción y sus grados.
Por ejemplo: si ingreso a una biblioteca o una
librería y solicito A sangre fría de Truman Capote encontraré un texto que
parte de un hecho real y que persigue fines estéticos. Mientras
que si pido ¿Quién Mato a Rosendo? de Rodolfo
Walsh, donde también se parte de un hecho real y se lo trabaja desde la ficción
y la verosimilitud, la intensión del autor es diferente, me alejo de la
categoría de lo estético -que lo tiene- pero prevalece la
denuncia.
Otro, si me acerco a las aventuras de Sherlock Holmes sé que
encontraré a un personaje creado exclusivamente por Arthur Conan Doyle para la
serie, y que no existe más que en el mundo de la ficción. En conclusión, este pacto
me permite ser un lector más activo y crítico de las lecturas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario