La palabra género deriva del latín genus que significa: familia, clase o tipo. Desde esta concepción, en literatura se refiere a un conjunto de textos que tienen ciertas características que lo diferencian de otros.
La primera clasificación de los textos literarios la propone Aristóteles en La Poética, donde el filósofo plantea que la literatura es imitación y que la distinción entre géneros se sustenta sobre los modos de imitación que propone cada texto.
De esta manera es posible determinar tres géneros:
El narrativo: que se caracteriza por la presencia de un narrador que cuenta los hechos que le suceden a los personajes en determinados tiempos y espacios.
El lírico: que se caracteriza por la marcada presencia de la función emotiva o expresiva del lenguaje.
El dramático: que son las obras que están destinadas a la representación escénica.
Finalmente algunos autores reconocen un género más, que es cuestionado por algunos teóricos: el género ensayístico, que ofrece información, interpretación o explicación acerca de un asunto.
En otro orden, José Ortega y Gasset prefiere no hablar de géneros literarios, y se contrapone a la antigua categoría, y dice que “la forma y el fondo son inseparables y el fondo poético fluye libérrimamente sin que quepa imponerle normas abstractas”. Es decir, que “cada época prefiere un determinado género”.
Por otra parte, Vitor Manuel de Aguiar e Silva plantea la complejidad de las determinaciones exactas y se cuestiona: “¿Existen o no los géneros literarios? Si existen, ¿cómo debe ser concebida su existencia?, y ¿cuál es la función y su valor?”.
En conclusión, el sentido del concepto de literatura durante una clasificación, por ejemplo, dependerá de aquello que entendamos como género literario teniendo en cuenta nuestras experiencias. Es decir, todo depende de cómo se mire y desde que corriente se lo analice.
La primera clasificación de los textos literarios la propone Aristóteles en La Poética, donde el filósofo plantea que la literatura es imitación y que la distinción entre géneros se sustenta sobre los modos de imitación que propone cada texto.
De esta manera es posible determinar tres géneros:
El narrativo: que se caracteriza por la presencia de un narrador que cuenta los hechos que le suceden a los personajes en determinados tiempos y espacios.
El lírico: que se caracteriza por la marcada presencia de la función emotiva o expresiva del lenguaje.
El dramático: que son las obras que están destinadas a la representación escénica.
Finalmente algunos autores reconocen un género más, que es cuestionado por algunos teóricos: el género ensayístico, que ofrece información, interpretación o explicación acerca de un asunto.
En otro orden, José Ortega y Gasset prefiere no hablar de géneros literarios, y se contrapone a la antigua categoría, y dice que “la forma y el fondo son inseparables y el fondo poético fluye libérrimamente sin que quepa imponerle normas abstractas”. Es decir, que “cada época prefiere un determinado género”.
Por otra parte, Vitor Manuel de Aguiar e Silva plantea la complejidad de las determinaciones exactas y se cuestiona: “¿Existen o no los géneros literarios? Si existen, ¿cómo debe ser concebida su existencia?, y ¿cuál es la función y su valor?”.
En conclusión, el sentido del concepto de literatura durante una clasificación, por ejemplo, dependerá de aquello que entendamos como género literario teniendo en cuenta nuestras experiencias. Es decir, todo depende de cómo se mire y desde que corriente se lo analice.
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