miércoles, 15 de abril de 2020

La educación inmersa en un siglo complejo

El concepto seleccionado para representar la complejidad que vivimos en la realidad actual es el que propone Zygmunt Bauman en su libro Modernidad líquida, que deviene en su metáfora: “liquidez”.

No es novedad que estamos inmersos en contextos complejos caracterizados por la globalización económica, por la fluidez y la flexibilidad en los procesos de producción, distribución y consumo. Por este camino, y según Pérez Gómez, se cuestiona “lo relativamente fácil, inmediato, ubicuo y económico que es acceder al conocimiento”.
De este modo y haciendo hincapié en el concepto seleccionado, se observa como el entorno está preparado para que los ciudadanos reciban constantemente nuevos estímulos. Por lo que los retos de la educación y de la sociedad en general, en esta modernidad líquida, parten del síndrome de la impaciencia. “Un estado de ánimo que considera como abominable el gasto del tiempo”, concluirán muchos.
Entonces esta complejidad, entre otras tantas cuestiones, ve a la educación como un producto más que como un proceso, donde prevalece el “usar y el tirar”. Finalmente, y a modo de conclusión, diremos que lo importante dentro de nuetras aulas es formar ciudadanos y ciudadanas que recuperen el espacio del diálogo y sus derechos para controlar el futuro de su entorno.
A modo de reflexión y siguiendo con la metáfora de Bauman compartímos la siguiente canción que invita a frenar y repensarnos en el contexto histórico actual, Tú que puedes, vuélvete de Atahualpa Yupanqui:


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